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El pasodoble es una creación tan amplia y tan versátil que nos permite hacer una amplia tipología del mismo basándonos en elementos absolutamente dispares, como podrían ser: el contenido de la letra, el público al que se dirigen, el ámbito en el que se interpretan, etc.
En base a esos factores, podríamos establecer los siguientes tipos de pasodobles:
Pasodoble-Marcha
En este tipo de pasodoble, cuya finalidad es acompañar y marcar el paso a un grupo de personas, fundamentalmente las tropas militares, el ritmo predomina sobre la melodía, por lo cual la obra es más elemental musicalmente al estar al servicio de esa función básica de acompañamiento, siendo la creación armónica muy sencilla.
Destacamos los siguientes: Los voluntarios, de Gerónimo Giménez, La Dama de Elche, de Aureliano Botella, Banderita, de la obra Las corsarias, de Francisco Alonso y Soldadito español, de la revista La orgía dorada, de Jacinto Guerrero.
Muy cercano al pasodoble-marcha se encuentra el pasacalle, aunque tiene un ritmo menos marcial y más bullicioso. Ejemplos de pasacalles serían: Las Leandras y La calesera, ambas del maestro Alonso.
Algunos autores incluyen dentro de este apartado dos modalidades de pasodoble: el interpretado por las tunas estudiantiles y el pasodoble regional. La tuna desarrollaría una música entre el pasacalle y el pasodoble-canción, por lo que su estilo tendría la alegría del primero entreverado de los matices sentimentales del segundo. Ejemplos: La morena de mi copla, de Alfonso Jofre de Villegas, Clavelitos, de Gerardo Monreal, Tuna compostelana, de Mariano Méndez Vigo y Estudiantina portuguesa, de José Padilla. En cuanto al pasodoble regional, aprovecha su acervo de motivos musicales propios para aproximar la creación genérica a la sensibilidad del terruño.
Hay pasodobles de prácticamente todas las regiones de España. Destacaremos algunos: Islas Canarias, de José María Tarridas, Iscar en fiestas, de Eugenio Gómez García, Santander, de Ernesto Rosillo, Puenteareas, de Reveriano Soutullo, Cuna cañí, de Ortiz de Villajos y En er mundo, de Juan Quintero.
Pasodoble Taurino
Es, por antonomasia, el pasodoble. Recoge la esencia épica y trágica de la fiesta para, al devolvérsela en la plaza, darle esa grandeza que sólo la música puede transmitir. Destacaríamos, entre cientos: Manolete, Marcial, eres el más grande, Gallito, Dauder, España cañí, Agüero, La gracia de Dios, El gato montés, Tercio de quites, Pan y toros, Cielo andaluz, Francisco Alegre, Amparito Roca, El beso, Plaza de las Ventas, Xàbia y Pepita Creus.
Pasodoble de Concierto
El compositor pretende darle al pasodoble una entidad más cercana a la obra sinfónica que a la inspiración callejera. Tiene una estructura muy rígida, con una primera parte arrolladora y una segunda parte (también llamada Trío) más centrada en el elemento melódico. Destacan Torre del Oro y La Giralda, los dos de López Juarranz, Suspiros de España, Gerona y El abanico.
Pasodoble Festivo
Alegre y popular. Obras: Paquito el chocolatero, de Gustavo Pérez Falcó y El fallero, de Serrano.
Pasodoble-Canción
Tendría su momento de gloria a partir de los años treinta, cuando los ritmos de principios de siglo (charlestón, cuplé) entran en decadencia. Este apartado es todo un mundo donde se recrean, junto al alma del pasodoble clásico, las tribulaciones y penas del ser contemporáneo. Entre las numerosas maravillas que pueblan este universo tan español, destacaríamos: Capote de grana y oro, El relicario, Mi jaca, Francisco Alegre, Carmen de España, Romance de valentía, En tierra extraña, El beso, Luna de España, etc.
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